miércoles, 4 de febrero de 2009

La leyenda del hombre árbol ( II )

los instantes siguientes transcurrieron lentamente, parecía que la puerta se negaba a ser abierta del todo, como queriendo proteger la casa de un mal existente al que negaba el paso. Los cuatro pares de ojos estaban tan absortos en la contemplación de la entrada que se podría decir que sufrían de un estado de hipnosis, fueron los ladridos de los perros del vecino lo que les despertó súbitamente de ese instante que parecía un sueño, en la calle no había nadie, pero todos estaban seguros de haber oído los golpes,- esta maldita niebla nos va a volver locos de remate- dijo el padre de Uri mientras cerraba otra vez la puerta, ella no entendía nada, estaba segura de que alguien o algo había golpeado en la puerta, las cosas cada día se estaban volviendo más extrañas y eso la devolvió a los pensamientos anteriores, haciendo que una ansiedad desconocida recorriese su mente, intuía que ese no sería su año, pero la voz de su madre la despertó de toda ensoñación, había tareas que hacer en la cocina de donde ya salía un olor dulzón a pan de mora, su dulce favorito, eso por lo menos mitigaba la sensación de asco que le provocaba la niebla y su desagradable olor a descomposición.

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